Recientemente, la ilustre jotera Beatriz Bernad ha publicado el disco "Las Pilares" dedicado a las más destacadas voces femeninas de la historia de la jota, y del que me enorgullece haber formado parte como colaboradora en su mecenazgo. Tras su presentación en el Auditorio de Zaragoza en una extraordinaria e insuperable puesta en escena -como viene siendo habitual en otros espectáculos que ha ofrecido acompañada por Nacho del Río, sobre todo en las soberbias representaciones de "La jota, Ayer y Hoy"-, se siente algo así como si el alma se colocara definitivamente en ese lugar donde se perfila lo inefable.
Beatriz Bernad engrandece, sublima y exalta el valor de las jotas que aparecen en este disco, sea en versiones similares a las que fueron cantadas por las joteras más significativas de épocas pasadas o en originalísimas y asombrosas renovaciones que refuerzan su eterna permanencia, siempre acompañada de la perfecta y dulce melodía que -a modo de segunda voz-, aporta destellos de ternura o enfatiza, realza y acentúa el poderío de Beatriz, a través de los cautivadores "arreglos" de Alberto Gambino (como en la versión de "Soñé que la nieve ardía", de auténtico ensueño) o de la belleza de las nuevas letras de los grandes escritores Mayusta, José Verón y José Luis Melero, entre otros, a los que se suman en esta ilusionante aventura los artistas Nacho del Río, Carmen París, Kepa Junquera y Toumani Diabaté.
"No sé qué me volvió loca
cuando descubrí tu cara
no sé qué me volvió loca
si el cielo de tu mirada
o el invierno de tu boca
o el invierno de tu boca
cuando descubrí tu cara". (Mayusta. Versión de Felisa Galé)
"Y los cinco yo perdí
cinco sentidos tenía
y los cinco yo perdí
porque tú me los robaste
cuando te fijaste en mí
cuando te fijaste en mí
cinco sentidos tenía". (Mayusta. Versión de Manuela Liarte)
Entre las "Pilares" más celebres recordadas resuenan los ecos de Jacinta Bartolomé, Piedad Gil, Pilar Gascón, las hermanas Perié y otros nombres que Beatriz Bernad evoca especialmente, pero aunque no han podido incluirse en el disco, no se olvida de citar a tantas que dejaron su huella... Especialmente significativa para mí por razones de índole familiar es María Virto, nacida en Zaragoza de ascendencia tobedana, cuya maestra, Pascuala Perié, le aconsejó que adoptara el segundo apellido materno para su nombre artístico pues realmente se llamaba María (o según he oído María Pilar) Pérez Cambero. Conquistó importantes premios como el extraordinario del Certamen Oficial de Jota en 1949 y se conservan grabaciones suyas en los sellos de Columbia y Regal y en los programas radiofónicos de entonces así como una calle zaragozana con su nombre. En 2013 la Ronda jotera del Gancho le rindió homenaje en una de sus paradas nocturnas por las calles del barrio.
José Luis Melero elogia la presencia en el escenario y la voz incomparable de Beatriz Bernad a la manera de las antiguas divas, majestuosas, divinas, como diosas... "es imposible dar con las razones que expliquen cómo alguien puede cantar así". Realmente, todos podemos comprobar en este disco que si no existiera esa voz -su voz- habría que inventarla. Y Alberto Turón concluye que "vierte en sus cantes nuevas formas de expresión de las emociones que le dicta el alma" de tal forma que la propia individualidad se diluye en un ser colectivo, nos identifica con una tradición popular que contextualiza los breves versos de la cuarteta y los convierte en historia completa que cautiva e impregna de conmovedoras sensaciones... Con Beatriz nace una forma renovada de transmitir los valores populares a través de la jota, que ha de convertirse en espejo para las nuevas generaciones de cantadoras".
Es la gran belleza de la jota, la dignidad artística y cultural con mayúsculas. "Las Pilares" supone un exquisito eslabón más hacia el mejor futuro posible de la jota, ese futuro al que se añaden proyectos como el de Carlos Saura que próximamente dedicará una película a la jota, como ya lo hizo antes al flamenco, al fado o al tango, o sueños como el de la creación del Museo de la Jota, que convertiría a Zaragoza en la capital mundial del floclore autóctono y contribuiría a proyectar y situar a Aragón en el mundo en una seña más de identidad cultural.
Beatriz Bernad deslumbra como garantía de excelencia de jota: lecerana universal.
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