Premio de las Letras Aragonesas 2013, José Verón Gormaz, escritor y fotógrafo nacido en Calatayud, se describía en la entrevista que le realicé para "Heraldo de Aragón" hace unos años como "un poeta errabundo/ atado con cadenas/ pero vivo". La versatilidad mostrada en su trayectoria en todos los géneros lo ha convertido en un artista "andariego que sueña" de prosa, verso e imagen necesarios, libres e intensos. El "humanista melancólico", como ha sido definido por Antón Castro, ha generado una prolífica y amplia obra poética, narrativa y fotográfica de incuestionable calidad absolutamente sorprendente y original en sus últimas publicaciones. Como muestra, la maravillosa recopilación de las 275 fotografías que formaron parte de la Expo 2008 en Aragón-Imágenes junto a poemas propios y citas de otros poetas aragoneses.
En prosa, siguiendo el camino de la brevedad, la novela Las puertas de Roma. Crónicas de Marco Valerio Marcial constituye un ejemplo de renovación que busca otros registros lingüísticos y la mezcla de recursos en lo que se ha denominado novela "multigénero". Así, el análisis de la sociedad romana del siglo I adquiere insólitas perspectivas que enmarcan la vida y el pensamiento del epigramista Marcial, escritor indispensable para entender el espíritu que impregna toda su obra.
Mayor condensación encontramos en Cuentos para sentir las horas, mínimos relatos a modo de ensayos esquemáticos, casi un libro de silencio, que configura un universo autobiográfico en su condición de poeta y fotógrafo pleno de intuiciones, emociones y la sabiduría de los autores y textos que han conformado al hombre que camina libremente. Además de "La máquina de hacer haikús", muy significativo, el microrrelato que abre el libro "Creación" representa la quintaesencia del cuento:
"En el principio fue el verbo , y el asunto marchó bastante bien. Después vinieron los pronombres, y todo se estropeó".
José Verón disfruta escribiendo lo que quiere, se nota, aunque la sencillez y plasticidad naíf resulten de una aparente facilidad que entroncaría a veces con el artículo periodístico de Umbral, sin olvidar la esencialidad de Juan Ramón Jiménez y el aire de greguería en ocasiones, con fondo noventayochista o becqueriano. Más que las horas, se sienten los segundos leyendo, por ejemplo ,"El laberinto de la dicha" con personajes que nos atrapan en su mundo.
En poesía el sendero se dirige a la exquisita edición, entre otras, del librito En las orillas del cielo que forma parte de la "Trilogía del tránsito y la duda", donde el poema se convierte en forma de expresión capaz de transformar el dolor en belleza y la belleza en misterio. Lo vemos en "Aguafuerte". El tiempo ("el amor es una isla en el tiempo", me dijo) aparece como elemento nuclear en Ritual del visitante, con la influencia en el lenguaje lírico de aspectos externos que invaden el territorio abstracto de la memoria. No dejen de estremecerse con los poemas "Duendes de otoño", "Círculo de bruma", "El resplandor", "Estaciones lejanas" o "Nuevas aventuras".
Y sobre todo, Límites
Nocturno y decidido,
sin pensar en peligros ni amenazas,
como un valiente has cruzado la frontera,
y al mirar hacia atrás
comprendes que el retorno es imposible.
¿Y todavía escuchas los ecos del regreso?
No pienses en volver, sigue adelante,
atraviesa el desierto silencioso,
salva los imbricados laberintos,
olvida el canto cruel de las sirenas...
¿Adónde has de llegar?
¿A otro desierto?
¿Al valle de la luz?
Inciertos los destinos te parecen,
disperso el horizonte,
escondida la senda
que adonde te ha de llevar es a ti mismo.
La ironía y el sarcasmo se intensifican en el poemario de versos aforísticos Sala de los espejos (Epigramas, enigmas y otras contemplaciones), con temas profundamente humanos en tono moralizador ma non troppo muy del gusto de la literatura aragonesa de todos los tiempos y acorde con los actuales necesitados de ética y prudencia pero que trata con aire "delicado hasta en lo más desgarrado" al estilo de la poesía china que tanto le gusta.
Cancionero del café. Pequeños poemas para leer y cantar, agrupa un conjunto de coplas "para el pueblo", algunas para ser cantadas en forma de jota. El escritor entiende que la poesía sólo puede clasificarse en buena y mala, por lo que su camino creativo convierte ahora la brevedad de estas estrofas en la expresión de los más hondos sentimientos, a veces teñidas del más fino humor sobre todo en las coplas de jota, enriqueciendo con su afán renovador el patrimonio cultural aragonés. Ernesto Cardenal le descubrió la autenticidad de los cantos de los indios chipewas, certeros, contenidos, bellos... Así, coplas aragonesas, coplas "de autor" son cantadas por los mejores joteros de hoy...
José Verón ha querido seguir difundiendo la poesía con raíz popular, no muy apreciada a veces por círculos poéticos autodenominados cultos minoritarios que no valoran adecuadamente formas estróficas como la cuarteta o la más usada en Andalucía, la soleá, sin reparar en que la mayoría de los auténticos y verdaderos poetas de lírica culta las han cultivado utilizando igualmente la palabra en toda su riqueza expresiva, estética y en completa libertad y exigencia poética. El escritor transmite especialmente su pasión por las coplas de jota creando contenidos variadísimos en matices. Sólo existe la poesía buena y mala y la de José Verón, culta o popular, se enmarca en la excelencia porque es un creador auténtico.
Vientos de otoño me empujan;
alas de amor me levantan;
nubes de ausencia me hielan;
palabras de adiós me matan.
Aunque ya hace tiempo me comentaba aludiendo a uno de sus poemas que hoy son "Malos tiempos para la lírica", sólo el poeta puede ayudar a cambiar el mundo porque todos los cambios sociales han ofrecido como base la poesía: Einstein, por ejemplo, se comportó como un poeta y los creadores "insensatos" han tenido el valor de afrontar los defectos ancestrales de la sociedad. El poeta es necesario en el mundo: "En caso de desastre/avisen al poeta". Es su visión y destino.
Le preocupa enormemente el lenguaje y las agresiones que sufre en su uso cotidiano, a lo que tampoco ayuda la enseñanza de la lengua española en el sistema educativo actual - desde hace muchos años, añado yo -, que no contribuye a formar lingüísticamente a los jóvenes ni a solucionar las dificultades que existen para un progreso real de la lengua:
- No creo en la inspiración sino en el hecho de escarbar en la subconsciencia. El surrealismo es una técnica de gran valor, aunque a mí me gusta la libertad. Los críticos calificaron mi obra "de vanguardia", pero la poesía no tiene etiquetas, es poesía, nada más.
Ocupado en "vivir la vida" para reflejarla en el arte o en el periodismo, José Verón manifiesta con espíritu gracianesco el rigor, la honestidad , la ausencia de superficialidad y un saber ser y estar en el mundo que desprenden un sabor a amistad del que disfrutamos los que lo admiramos. Lean y observen la obra de José Verón Gormaz, premio de las Letras Aragonesas, y deléitense aprendiendo...
* Las fotografías son de José Verón.
La obra de José Verón debe bastante a su sensibilidad por la música, de la que reconoce el enorme influjo recibido: Bach, jazz, ritmos actuales o el mejor flamenco...
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