miércoles, 5 de junio de 2019

Litterae Apostolicae Sixti IV Pappae pro Ordine mendicatium







                                El Papa Sixto IV confirmó y concedió nuevos privilegios a la Orden religiosa católica de los Mendicantes mediante un manuscrito en pergamino escrito en latín, que se conserva en la Biblioteca Universitaria de la Universidad de Zaragoza, catalogado en ficha muy antigua apenas legible y con escasos datos, algunos de los cuales no coinciden con mi análisis tras un minucioso y detallado estudio de sus aspectos descriptivos físicos y materiales, que llevé a cabo en mi investigación codicológica del manuscrito: a esas prerrogativas y prebendas aluden las Litterae Apostolicae Sixti IV Papae pro Ordine mendicatium, título que aparece en la cubierta que lo protege, ya borroso, escrito en castellano, y en las hojas de guarda iniciales. En la que va pegada a la cubierta se lee Diversas Bulas y Privilegios, Bula y en el recto de la hoja de guarda volante Diversas Bulas y Privilegios, esenciones, e inmunidades concedidas a ntra. Religión por la Santidad de N SSº Pº Sisto Quarto.









                         El pontificado de Sixto IV (Francisco della Rovere) tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XV. A pesar de ser acusado de nepotismo por conferir los más elevados cargos de la Iglesia a sus sobrinos, y de tener conocimiento de la conspiración urdida por uno de ellos contra los Médicis, como Papa tomó acertadas medidas contra los abusos de la Inquisición y anuló los decretos del Concilio de Constanza. Hizo construir la famosa y maravillosa capilla que por su nombre se llamó Sixtina, siendo uno de los principales artífices del Renacimiento. Sin duda, un papado lleno de luces y sombras. Importante mecenas de las artes y las letras, se dejó llevar en ocasiones por su excesiva ambición participando en todo tipo de intrigas palaciegas, políticas, económicas y de poder. Su relación con el rey Fernando de Aragón fue muy estrecha y cercana, a veces con entendimiento y otras, de clara oposición. Bajo la presión de Fernando, que le amenazó con retirar el apoyo militar al reino de Sicilia, Sixto IV emitió la bula que establecería un inquisidor en Sevilla y más tarde, en Aragón. Pero también otra que confirmaba el enlace entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, un matrimonio nulo, ya que el arzobispo Carrillo falsificó la bula que les dispensaba del impedimento de parentesco. El cardenal Rodrigo de Borgia, amigo de Fernando, sugirió al Papa que pasara por alto esa circunstancia, lo que se hizo por medio de la bula resolviendo el problema de la dispensa en 1471. También les concede la indulgencia plenaria a pesar de no acudir a Roma el  primer Año Santo de 1475 siendo como eran los "Reyes Católicos", enfrascados en plena guerra civil.









                     Las Letras apostólicas eran disposiciones que emanaban de los Sumos Pontífices, por medio de documentos escritos, pues el Derecho Eclesiástico -que se basa en el Romano-, manifiesta que cualquier gracia concedida debe probarse por quien lo alegue y el escrito facilita esta prueba por directa concesión de la autoridad competente. Entre estas "letras apostólicas" se encuentran las Bulas y los Privilegios, prerrogativas que liberan de cargas o conceden exenciones de que no gozan otros. Son gracias espirituales o indulgencias. En este manuscrito, Sixto IV las concede a los Mendicantes (en principio, religiosos que mendigaban el propio sustento). Algunas de estas órdenes, a pesar de no profesar una vida pobre, gozaban de los privilegios concedidos por los Papas en atención a sus méritos. Proporcionaban una independencia especial a sus clérigos con respecto a los ordinarios locales encaminada a facilitar su trabajo de propaganda católica, algo que provocó luchas tan pertinaces como lo puedan ser ahora las de los partidos políticos. La reforma propiciada por el Concilio de Trento disminuyó estos privilegios, especialmente en orden a la censura de los libros y a la administración del sacramento de la confesión.



                                                                         
                       El manuscrito de Sixto IV está encuadernado con cubiertas mudéjares rígidas de cuero. Se observan tres nervios en el lomo de las tapas, el inferior oculto por el tejuelo de la Biblioteca. Sirven de cierre dos correas de cuero deterioradas y cortadas, de tal forma que no se pueden atar. Los bordes del lomo están estropeados, sobre todo la cabecera, rota. Los folios aparecen cosidos con cordón de cáñamo y las cubiertas, gruesas y duras, reflejan una ornamentación de dibujos mudéjares sobre el cuero que mantiene su color natural aunque oscurecido. Mejor conservada la posterior, las dos se ven peladas y picadas. Los dibujos recrean un juego de rectángulos concéntricos con cenefas geométricas y motivos vegetales en el interior. Sobre la cubierta anterior el título apenas se percibe. Aunque algunos trozos de cuero presentan una porosidad blanca, como carcomidos, se puede hablar de buen estado de conservación así como de las hojas de guarda adheridas o volantes. No tienen bullones ni cantoneras. Según Elisa Ruiz (en su Manual de Codicología), la historia de la encuadernación española consta de una etapa ausente en el resto de Europa: es el período de transición entre el gótico y el renacimiento, el estilo mudéjar, que mezcla las técnicas occidentales y las islámicas. Los motivos ornamentales recuerdan las techumbres mudéjares, como así ocurre en el caso que nos ocupa, aunque no que el material sea "marroquín rojo", que es el preferido en este tipo de encuadernaciones.




                      El arte hispanomusulmán del cuero adquirió gran desarrollo perdurando hasta mediados del siglo XVII, para olvidarse casi por completo posteriormente. Las formas decorativas islámicas se conservaron en las encuadernaciones y repujado de arcas y cajas. La aplicación más conocida del cuero, por haberse conservado gran número de ejemplares, es la de las encuadernaciones, en las que ese material recubre tapas de madera o cartón. Las mudéjares (tenemos ejemplos en la Colección Lafora de Madrid, en el Museo de Vich, en la colección del Duque de Alba, etc.), dominaron de tal modo la España medieval y aún la de los primeros tiempos del Renacimiento, que casi pueden considerarse como exclusivas. Artífices musulmanes debieron de trabajar al principio en ellas, lo mismo en las destinadas a las bibliotecas de reyes y grandes señores que en las de cabildos, catedrales y monasterios. Los ejemplares conservados son de idéntico estilo y técnica, derivados de los anteriores hispanomusulmanes, pero presentan al mismo tiempo una gran variedad de adornos. La decoración es en seco, es decir, sin oro, cuyo uso empezó a fines del siglo XVI. Este tipo de encuadernación pasó a Nápoles desde España a fin del siglo XV y de Italia a Francia y otros países europeos. Precisamente, los encuadernadores judíos contribuyeron a su expansión y desarrollo. En España hubo dos grandes centros de encuadernación: Toledo y Barcelona, además de Valencia y Salamanca. En AragónZaragoza y Tarazona gozaron también de gran prestigio. Ni en Egipto, ni en Marruecos, ni en Italia, logró crearse un estilo tan peculiar como el mudéjar español, en el que se funden elementos románicos y góticos con la tradición islámica. También concurrió en la formación de este estilo el conocimiento de la encuadernación de los restantes países europeos, en la que predominan con cierta monotonía en filas o rectángulos los herrajes de contorno cuadrado, circular u ovalado, con figuras o temas florales o heráldicos (el interesado puede recabar más información en Ars Hispaniae, Madrid, Plus Ultra, volúmenes IV y XVIII).






                                                                                Encuadernación mudéjar



                    Por lo que se refiere a la ornamentación interna, el manuscrito no presenta "drôleries". La letra más ornamentada y con más decoración es la inicial absoluta del texto, una R que se extiende desde el borde de la hoja hasta la línea 7, algo recortada en el extremo superior. El resto de la palabra ocupa tres líneas. La siguiente R también se destaca en tres líneas. Las demás palabras resaltadas tienen trazo más grueso y se adornan ligeramente algunas iniciales. Aunque no hay "ex-libris", en el recto de la hoja 12 se observa un dibujo o viñeta, junto al colofón del copista, exento, situado en el margen izquierdo. Es muy sencillo: se trata de una base de tres escalones sobre los que se asienta una columna dividida en dos partes, a la que sigue una estrella de cuatro puntas, rematada al final por una cruz sin adornos ni colorido. Por último, la V inicial de "Vultum" ocupa 13 líneas del rayado. Como es preceptivo, se encuentra el sello oficial de la Universidad de Zaragoza, sello con impronta en tinta azul, de forma oval, rodeado por la leyenda "UNIVERSIDAD Y PROVª DE ZARAGOZA" y en el centro, "BIBLIOTECA", estampado en el recto de las hojas 1, 6 y 13 (no numerada), en los dos primeros casos en el margen inferior, y en el último, en la parte central de la hoja.





                 El soporte en pergamino es muy fino en las hojas destinadas al texto manuscrito (seguramente, de oveja), y mucho más grueso en las hojas de guarda (parecen de carnero). En los dos casos, se sigue el principio de Gregory: las caras de carne y de pelo se corresponden entre sí quedando enfrentadas. Naturalmente, las hojas de guarda finales aparecen en disposición contraria a las iniciales. El color del pergamino (que comienza al modo latino) es muy blanquecino, excepto en las hojas de guarda, en un color amarillo muy destacado. En las caras de pelo, se advierten pequeños poros en negro. No existen elementos de control (signaturas y reclamos), quizá por el orillado del ms. La numeración, en números arábigos, se halla colocada en el margen superior derecho del recto. En todas las hojas, en su margen inferior izquierdo del recto o inferior derecho del verso, podemos observar perforaciones con un amplio orificio que no tienen las hojas de guarda, como si anteriormente los folios hubiesen estado unidos por ahí. Sólo en la hoja 2 falta un trozo de pergamino en el extremo inferior, que parece como quemado. En todas hay una mancha, oleaginosa, en la parte central. En las hojas 10, 11 y 12 se atisban manchitas de tinta negra en el margen inferior. Y en la 13, una mancha de tinta roja. El verso está bastante más deteriorado que el resto del manuscrito y con más rugosidad. A partir de la hoja 4, unas arrugas se marcan en la parte central derecha, más acentuadas desde la 8. El folio central (7 y 7bis) es el más estropeado, aunque en general no es un manuscrito muy dañado por el paso del tiempo o el uso. ¿Será el pergamino de vitela, por su finura, color y conservación? Resultaría extraño, dada la escasez de este tipo de soporte.




                                                              Bula de Sixto IV (Real Academia de la Historia)
   




                        La catalogación actual como manuscrito 215 parece ser la última realizada, ya que aparecen otras supuestamente anteriores. En el ángulo superior izquierdo de la hoja de guarda inicial pegada a la tapa se lee "N. 143"; después debió tener la signatura 151 (entre paréntesis en la ficha), y en la misma hoja de guarda un tejuelo de biblioteca indica las tres. Además, en el centro del margen inferior del recto del folio 1, en castellano: Citan todas en el tomo 2 del Bullario nº 21.606, mientras que el comienzo del manuscrito se refiere a  Reverendissimis ac Reverendis | in patribus et dominis. Y en el recto del folio 12 aparece con distinto tipo de letra el colofón:  In fidem et testimonium omnium. En cuanto a la "fórmula de colación", por lo que se refiere a las dimensiones, en ficha consta 260 x 190 mm. pero en medición personal, observo una ligera diferencia: 250 x 185 mm. El manuscrito está formado por un cuadernillo de 7 folios con numeración actual, además de las hojas de guarda iniciales y finales, un folio en cada caso. En dos ocasiones (f. 2 y f. 6), una hoja se superpone a la otra mediante el talón. Sólo aparece numeración hasta el f. 12, falta el 13, y el 7, central, aparece con numeración 7 y 7bis, dado que, lógicamente, es el mismo. En una numeración correlativa y completa la última hoja debería ir numerada con 14. La hoja 2 se corresponde con la 13 y la 6 con la 9, en ambos casos superpuestas. Se trataría, pues, de un septenión con la composición  II + [14] f.










                          Es fácilmente visible el pautado (rayado en seco), en unas hojas mejor que en otras. Por ejemplo, en el verso de la 12, y [13 r. y v.] están las líneas muy claras pues no hay texto sino sólo palabras sueltas o letras mayúsculas. La tinta, negra, no se ha traspasado de una cara de la hoja a la otra. Hay una media de 35 líneas en cada pautado (rectrices), sin disposición en columnas ni espacios en blanco. A veces sí se deja la línea superior del pautado en blanco a manera de marginal horizontal. En el margen derecho no está unificado el final de la escritura en las líneas. Los márgenes son similares en los rectos y versos, pero no coincidentes siempre en sus dimensiones. La caja de escritura aparece en ficha con una medición de 175 x 145 mm., pero advierto que sólo se da en el caso de que se tengan en cuenta los alargamientos ornamentales de algunas letras en los márgenes, en el resto de los casos, según mi medición, las cifras disminuyen a 169 x 138 mm. No existen tachaduras y las letras, en los márgenes, alargan su trazo de tal forma que en alguna ocasión llega hasta el final de la hoja en la parte inferior. Los apuntes marginales suelen ser ilegibles por borrosos o muy breves, a veces una sola palabra ("nota"). Es un texto sin lagunas ni entrecortado ni dividido en capítulos. Sólo se resalta la primera palabra Reverendissimis y los nombres propios, sobre todo Sixtus. En trazo más grueso algunas expresiones indican el inicio de nuevo enunciado, Ceterum. Las mayúsculas iniciales se adornan con dos rayas que rellenan el hueco de la letra.




                         Los márgenes tienen 20 y 30 mm (izquierdo y derecho) y 29, 53 mm. (superior e inferior), pero no siempre son iguales ni en todas las hojas ni en los rectos y vueltos. El signo general de abreviatura es una tilde suprarrayada (^), salvo con las letras de astil ascendente en las cuales la tilde se atraviesa a dicho trazo del que sobresale como una vírgula (´) conectada al mismo. Las abreviaturas por contracción son abundantes: epo episcoponra = nostra; q =que (con la tilde correspondiente en las consonantes)..., etc. Las pruebas de pluma o tinta, probatione calami, aparecen sobre todo en las hojas de guarda. En el verso de la inicial se ve repetida la R y la palabra Reverendissimis que ha traspasado la tinta al recto de la 1. En las finales, están escritas varias palabras sueltas, algunas con mayúsculas adornadas, que, aparentemente, no guardan relación entre sí ( Vallespín, Zulema, Gitanillas, Vultum, Infante de Lanuza), sin que me haya sido posible resolver clara y definitivamente la posible conexión entre ellas y la incidencia en la hipotética propiedad del manuscrito o demandante. Por último, en el recto de la hoja no numerada 13, hay escritas unas frases en latín, ajenas al texto, que parecen de alabanza y contenido religioso (Deus, Deus meus, ad te de luce vigilo | Sintivit in te anima mea...).








                     En conclusión, este manuscrito es una copia en letra gótica cursiva del siglo XV de una sola mano, a renglón seguido y con escritura sobre el renglón. Los rasgos descritos convergen en esta datación. De la cronología referida a los datos internos del manuscrito deduzco que el Papa Sixto IV tendría 63 años cuando dispuso estos Privilegios (murió en el año 1484), que la letra, de legibilidad muy complicada, es de la época y que las cubiertas mudéjares podrían pertenecer al mismo siglo. Evidentemente, se trata de una muestra muy valiosa en todos los aspectos que requeriría un análisis de expertos muy riguroso que pudiera despejar las múltiples incógnitas que presenta. ¿Qué vicisitudes atravesó el manuscrito hasta el momento presente? ¿Cómo llegó a Zaragoza? ¿Tuvo que ver en ello la relación de Sixto IV con la Corona de Aragón? El estado general de conservación del ejemplar, a pesar de observarse ciertas huellas de humedad, no presenta un deterioro importante, en mi opinión, por la calidad del material empleado. Guardado en una vitrina de la Dirección del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, el acceso a semejante joya para su estudio no me resultó sencillo, pero ya sabemos que el misterio de origen desconocido no tiene precio...





                                                          Aquella. Cheque en blanco (María Jiménez y Lombo)